El maíz

El propio Quetzalcóatl cierra su ciclo con el descubrimiento del maíz, “nuestro sustento”.

- ¿Qué comerán? ¡Oh dioses…! ¡Que descienda el maíz, nuestro sustento! – ordenaron los dioses una vez creados los hombres.

Cuenta la leyenda que un día, Quetzalcóatl se encontró con una hormiguita roja, en algún paraje de Teotihuacán; la hormiguita llevaba a cuestas un grano de maíz, y nuestro dios, que justamente andaba en busca del alimento que serviría al hombre, le preguntó, muy interesada: “¿De dónde has tomado ese maíz, hormiga?”. La hormiga hizo como si no hubiera escuchado y se siguió de largo, Quetzalcóatl fue tras ellas algunos pasos más, insistiendo: “¿De dónde obtuviste el maíz, ah?” Al cabo de un rato insecto contestó: “En el Monte de nuestro sustento… No tienes más que seguirme”.

Y efectivamente, la hormiga lo llevó al Monte, pero Quetzalcóatl era demasiado grande para caber en ese lugar como las demás hormigas. De modo que tuvo que recurrir a su nahual, convirtiéndose en una hormiga negra.

La hormiga roja lo esperó adentro y lo guió hasta donde estaba el maíz por montones, y le ayudó a sacar lo suficiente para que la hormiga negra lo compartiera con los dioses. El gran Quetzalcóatl le dio las gracias a la hormiga roja y allí se despidieron.

Quetzalcóatl cargó con su maíz y lo compartió con los dioses primero, y luego dio le dé de comer a la humanidad para que creciéramos fuertes, y el alimento fue bueno. Entonces hubo necesidad de más grano, pero era imposible convertirse a cada momento en hormiga y cargar el maíz de poco en poco. ¿Qué haremos con el Monte de nuestro sustento? – se preguntaban de nuevo los dioses.

A Quetzalcóatl se le ocurrió que podía cargar con el Monte, pero no lo consiguió… Los dioses entonces pidieron la ayuda de Oxomo y su mujer Cipactónal, para que echaran la suerte: “Solamente si Nanáhuatl lanza un rayo, quedará abierto el Monte de nuestro sustento”.

Bajaron los tlaloques (dioses de la lluvia) y comenzó a llover; mientras Nanáhuatl lanzaba su rayo hacia el Monte y éste se abría, los tlaloques entraron a robar nuestro sustento: maíz, frijol, chía, bledo, pescado, entre otros alimentos que los dioses tomaron para la humanidad.

¿Sabías que?
En el simbolismo náhuatl los colores negro y rojo representan la sabiduría. De ahí que en esta leyenda la hormiga que guía a Quetzalcóatl sea roja, y negra en la que él mismo se convierte.



Fuentes:
Nélida Galván – Mitología Mexicana para niños.

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