El calendario azteca
El año civil de los aztecas se dividía en dieciocho meses de veinte días
cada uno, a los que se añadían cinco días intercalados que se consideran
infaustosos o desgraciados, para llegar al número de 365.
Tanto los meses como los días se representan con jeroglíficos
específicos. A su vez, cada mes se dividía en cuatro semanas de cinco días.
Había un problema de seis horas restantes, pero se solucionaba
intercalando doce días y medio cada ciclo de 52 años. El paso de un ciclo al otro
era interpretado como el fin de una era, festejando con gran pompa. Durante los
52 años permanecía prendido el “fuego sagrado” que al finalizar el ciclo se
apagaba, y luego se volvía a encender en el curso de las ceremonias
prolongadas, como signo del “don renovado de la vida”. El estudio de la famosa
piedra del sol – inicialmente se creía que era un calendario, pero es un
monumento al dios del Sol – demuestra que los aztecas sabían fijar con
precisión las horas del día, dividido en dieciséis partes, además de conocer el
periodo de los solsticios y equinoccios.
Fuentes:
Nélida Galván – Mitología Mexicana para
niños.
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