Juan José Arreola-La feria de Zapotlán
La
feria de Zapotlán se hizo famosa por todo este rumbo. Como que no hay otra
igual. Nadie se arrepiente cuando viene a pasar esos días con nosotros. Llegan
de todas partes, de cerquita y de lejos, de San Sebastián y de Zapotiltic, de
Pihuamo y desde Jilotlán de los Dolores. Da gusto ver al pueblo lleno de
fuereños, que traen sombrero y cobijas de otro modo, guaraches que no se ven
por aquí. Nomás al verles la traza se sabe si vienen de la sierra o de la
costa. Muchos tienen que quedarse a dormir en los portales, en el atrio de la
parroquia o en la plaza, junto a los puestos de la feria, porque no hay lugar
para tanta gente. En todas las casas hay parientes de visita y duermen de a
tres y de a cuatro en cada pieza. Los corrales se vacían de gallinas y
guajolotes. Y no hay puerco gordo, ni chivo ni borrego que llegue vivo al día
de la función.
Fuentes:
SEP. Español. Quinto Grado. Lecturas (1972).
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